Entrevista
La reconocida psicóloga y periodista feminista, Liliana Hendel se incorporó en 2017 al Consejo Directivo del Fondo de Mujeres del Sur (FMS). Conversamos con ella sobre violencias, feminismos y modelos de justicia. Destacó el rol de los fondos de mujeres en el actual contexto de los países de América Latina y el Caribe.
Por Soledad Soler
Responsable de Comunicación Institucional del Fondo de Mujeres del Sur
Cuando Liliana Hendel se recibió de psicóloga, aún no se había aproximado a los estudios de género. Cuenta que tuvo “mucha suerte” porque Irene Meller, psicóloga feminista, era por entonces su vecina . A partir de ese contacto , con quien reconoce como una de las “maestras” del feminismo, empezó a aproximarse a los debates que daban vida al movimiento.
Liliana comenzó a trabajar en televisión en el programa Buenas tardes, mucho gusto (Canal 9), donde entre recetas de cocina y bricolage.también se reflexionaba sobre las tareas de “ama de casa“. -Ahí se abre este camino en el que a poco de andar empecé a sentir que me identificaba
con lo lo que entonces se denominaba Estudios de Género ”, - asegura.
Después de aquella primera experiencia, Hendel trabajó en el Trece ,Telefé y en la Televisión Pública y publicó en revistas como VIVIR ,SER PADRES entre otros medios gráficos. Junto a sus tareas en el campo profesional vinculadas a los temas de género, su propia experiencia de la maternidad también había despertado en ella algunas preguntas, que fue respondiendo desde la militancia y el trabajo sostenido para visibilizar las demandas del movimiento feminista del que desde entonces se siente parte.
En el año 2009, junto con otras colegas,y el madrinazgo de Lucia Lagunes Huerta de México, participó en la fundación de la Red PAR (Periodistas de Argentina en Red por una comunicación no sexista).
Más tarde -en 2014- nace con el impulso de periodistas feministas la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género en Argentina, que coordina con Silvina Molina y un Consejo Consultivo integrado por periodistas de diferentes provincias.
Se incorpora formalmente como consejera del Fondo de Mujeres del Sur en marzo de 2017,año en el que también publica su primer libro : Violencias de Género: Las mentiras del patriarcado. (Paidos).
¿Hasta qué punto consideras que la Justicia ha incorporado los debates actuales en
relación a la erradicación de la violencia contra las mujeres?
No quiero ser injusta con quienes están llevando adelante acciones para transformarla, pero
la Justicia es machista, es misógina y es patriarcal. Desde mi punto de vista, lo más grave es que no se ha incorporado la visión de género en la currícula de la carrera judicial o de las Facultades de Derecho. Por lo tanto, llegan al final del recorrido de su formación y queda a voluntad de cada quien la opción de capacitarse en este tema fundamental . También sucede en Psicología,y de pronto leemos informes aterradores firmados por asesoras de los equipos de Justicia, que merecen no solo el Jury de enjuiciamiento para jueces y juezas, sino denuncias por mala praxis.Pena que esas denuncias nunca avanzan porque la “familia judicial” se protege a sí misma.
En tu libro Violencias de Género: Las mentiras del patriarcado mencionas el caso de un niño, hijo de una mujer víctima de feminicidio, que quedó bajo el cuidado de la familia de su progenitor, responsable de la muerte de la madre, ¿De qué manera consideras que se podría avanzar para lograr que estos casos dejen de presentarse de manera tan habitual?
Hay quienes tienen la teoría de que cuanto más fuerte es el movimiento de mujeres, cuanto más fuerte es el feminismo, cuanto más explícito, cuanto más tomamos las calles: más fuertes son las reacciones de opresión, los crímenes de odio del machismo enojado. Muchas veces,como en el caso Arce que mencionas, involucran a niñas y niños.
Hay cuestiones de procedimiento judicial envenenado por el patriarcado , pero también, me parece, que deberíamos contar con otro tipo de políticas públicas. En Argentina tenemos leyes que son maravillosas...que se incumplen.
De hecho, así como antes nosotras mirábamos a México y España porque habían avanzado
en los estudios sobre feminismo y las prácticas hacia la igualdad y la equidad, hoy nos miran a nosotras . Ahora bien, entre la letra y la intención de ley y la realidad de lo que sucede al interior de las casas de estas mujeres, la distancia es sideral.
¿Cómo se ubica Argentina en relación a otros países de América Latina?
En los países de América Latina, en Centroamérica es terrible la situación. En Guatemala y
Honduras, los índices de feminicidios son gravísimos. En Brasil tenemos un problema muy
grave que es el avance de los pastores evangélicos que ocupan sus lugares en el Parlamento y avanzan con su ideología anti derechos. En sus escritos manifiestan que la ideología de género es corrupta, malsana. En un país, con las dimensiones de Brasil, con índices de pobreza, - feminización de la pobreza-, que se cruza con el hecho de no disponer de derechos de salud sexual reproductiva, o de acceso a una Justicia adecuada, tampoco de espacios de cuidado infantil para que las mujeresmadres puedan salir a trabajar fuera de su casa; todo esto configura un abanico de retroceso importante. En la región lo que se ve es un gran retroceso. Y en Europa también, quizás por aquello del péndulo, no?
¿Cómo hacemos para comparar las realidades de los países, si no contamos con estadísticas?
Sin estadísticas no es posible construir política pública, éstas requieren alimentarse de información adecuada en relación por ejemplo a los feminicidios o a los síndromes de alienación parental,o a la clandestinidad de los abortos y sus consecuencias, para entonces poder definir qué recursos necesitas invertir , humanos y económicos para la resolución de las problemáticas que detectas; ¿Cómo construís sino una política pública,que cumpla con lo que dice la ley? Cada región tiene características diferentes. No es lo mismo hablar de embarazo adolescente en Argentina, que hablar de eso mismo en Brasil o en Honduras. La ausencia de estadísticas es un síntoma de la existencia activa del patriarcado.
Miguel Llorente Acosta,reconocido médico forense feminista español,autor entre otros textos de un clásico como “Mi marido me pega lo normal” estuvo hace poco en Argentina presentando el resultado de un proyecto de la Unión Europea y la UFEM sobre la protocolización de investigación de feminicidios.
Si tenemos a una mujer muerta: ¿Cómo recuperamos la historia? ¿Qué datos tenemos que conocer para saber si murió por causas naturales, por qué la mataron o como la indujeron al suicidio? Las situaciones de violencia ,previas a la muerte , no se investigan. Tenemos la necesidad imperiosa de contar con estadísticas para saber cuántas mujeres quedan dañadas por abortos clandestinos. Cuando decimos que el aborto debe ser política pública, por ser un tema de Salud Pública, es porque los casos se repiten de a cientos o tal vez miles pero no sabemos porque no tenemos estadísticas. Solo suponemos o inferimos de lo que dicen especialistas como Dr. Mario Sebastiani u organizaciones como Católicas por el derecho a Decidir e incluso organismo internacionales.
Es un déficit importante que ha atravesado a los diferentes gobiernos. Desde el regreso de la democracia hasta aquí, no lo hemos conseguido aunque en todos los casos hubo un cambio de mentalidad en los sentidos comunes de la sociedad ,que va de la mano con la ampliación de otros derechos, que si avanzaron como el matrimonio igualitario o la ley de identidad de género.
Volviendo al protocolo frente a los feminicidios, desde tu experiencia como periodista, ¿Te has planteado hasta dónde y de qué modo visibilizar la violencia contra las mujeres?
Cuando empecé en el periodismo había una consigna: de suicidios no se habla. Poco tiempo después me invitaron a Santiago del Estero a dar unas charlas de Comunicación y Género y fue muy impactante para mí, porque en esas reuniones donde había periodistas locales, lo que aparecía era una enorme preocupación por la temática del suicidio, sobre todo entre las personas mas jovenes. A partir de ahí empecé a replantearme aquello “de esto no se habla porque genera contagio”.
Algo de eso hay porque cuando asesinan a Wanda Taddei y se hace tan público el modo, aumenta el índice de femicidios por incendio. Con lo cual tenemos una parte de verdad. Es cierto que existen las imitaciones. Frente a eso, ¿qué hacemos? ¿Nos quedamos calladas como en siglos anteriores? Mi propia experiencia es que el haber hablado durante muchos años, nos lleva a que en 2017, cuando explota #NiUnaMenos lo haga sobre un terreno donde ya existía un saber colectivo acerca de lo que es la violencia machista. Es una de las variables que hace posible el #NIUNAMENOS.
Eso lo conseguimos hablando. El tema es cómo se habla. Una de las cuestiones que hemos abordado desde la Red de Periodistas (RIPVG-Ar) es ‘jamás publicar datos de las víctimas’. Publicar y difundir, en cambio, todos los datos de la Justicia: nombres de jueces, asesorías y todos los organismos implicados en el proceso judicial, donde hizo la denuncia, cuántas hizo, quienes recibieron el trámite, que recursos se implementaron o no.... El silencio no es salud. En este caso se trata de achicar la impunidad de quienes cobran pero están ausentes de sus funciones.
¿Cuál consideras que es el impacto de la construcción de igualdad económica en la erradicación de la violencia machista?
Es central. No podemos desconocer que vivimos en un mundo capitalista, donde el factor dinero y el factor autonomía inciden fuertemente. No deberíamos a esta altura con la experiencia que tenemos, suponer que resuelve todo. Que mujeres de clase alta con autonomía económica, no sufren violencia machista de parte de sus parejas. Pero la base de la pirámide requiere de todos los recursos económicos posibles para alcanzar esa autonomía y así posicionarnos en el mundo desde otro lugar, eliminando el factor de dependencia económica, pero no desde la caridad y/o el asistencialismo.
Lo que hace el Fondo de Mujeres del Sur: genera autonomía real, posibilita que el proyecto de las mujeres que se organizan tenga vida propia. El asistencialismo no está mal para salir de la urgencia, pero no es ni suficiente, ni sustentable. Y no produce autonomía que es a lo que aspiramos.
¿Desde cuándo te consideras feminista?
Soy feminista desde siempre pero no sabía. Creo que empecé a tomar más conciencia cuando desee ser madre y no me embarazaba, y luego cuando lo conseguí y tuve a mis primeros hijos, que son mellizos (varón y mujer). Hice un recorrido en primera persona, sobre los estereotipos de la maternidad, y sobre lo que contaban las revistas acerca del hecho de ser madre, que no tenía nada que ver con lo que me pasaba a mí.
Siempre me reveló la injusticia y esa sensación de destino inevitable con el que nos ponían, nos ponen aun, a las mujeres a hacer cosas como si tuvieran que ver o fueran producto de nuestra corporalidad o de las hormonas, como dijo un médico mediático hace muy poco en la tele.. Nunca comprendí por qué tener útero me convertía en buena cocinera o en buena planchadora. De hecho tener útero tampoco garantiza que seas “buenamadre” sin entrar en detalles de lo que eso significa para cada cultura.
En algún momento la palabra “Feminismo tuvo mala prensa... En los ‘70 el tema mayor del feminismo, los feminismos, eran el aborto y la igualdad de derechos en un sentido mas amplio... Era los temas que más consenso generaban.
La disidencia sexual forma parte en la actualidad del campo feminista y gracias al trabajo de Lohana Berkins de Diana Sacayán, las mujeres trans tienen sus talleres en los Encuentros de Mujeres, a pesar de la oposición inicial de muchas feministas. El tema de la igualdad de salarios por igual trabajo, no estaba instalado como, sí, lo está ahora. Hoy está más visibilizado que las mujeres no podemos hacer carrera en determinados ámbitos porque la maternidad y los cuidados se convierte en obstáculo, entonces en la medida en que no se democratice la crianza y el cuidado con la incidencia de Políticas Públicas y se deconstruya el concepto del amor romántico no será posible avanzar más rápido. No había varones en el feminismo más que como excepción, hoy tenemos compañeros feministas.
En algún momento coincidió el debate sobre si llamarnos “feministas”, con el proyecto de reemplazar la palabra aborto por ‘interrupción voluntaria del embarazo’.
Creo que a las cosas hay que llamarlas por su nombre: soy feminista y seguiré peleando por la legalización del aborto. Y por incluir cada vez más el uso no sexista del lenguaje, queremos ser nombradas.
Y sobre todo porque la práctica feminista tiene como base la sororidad, las acciones colectivas, la alegría que es revolucionaria.
Por todo eso, ser parte de Fondo de Mujeres del Sur, es mucho más que ser puente entre un proyecto y la posibilidad de concretarlo.
Es poner en práctica la alegría revolucionaria de las acciones colectivas con el ideario del feminismo. Es una posición ética en la vida que nos enorgullece.