La participación política de las mujeres en Paraguay: clave para una democracia real y sustantiva

por | Oct 7, 2021 | Contexto, Mujeres en Alta Voz, Participación política y activismos feministas

El domingo 10 de octubre hay elecciones en Paraguay. Invitamos a Marcella Zub Centeno, abogada feminista especialista en género y derechos humanos, a escribir sobre la participación política de las mujeres en ese país y sobre las oportunidades y desafíos que se presentan en estos comicios.

Por Marcella Zub Centeno (*)

En mayo de 2021 se cumplieron 120 años de la primera manifestación política de las mujeres en Paraguay. En la ciudad de Concepción, el 25 de mayo de 1901, un grupo remitió un telegrama de pésame al presidente de la República ante una elección fraudulenta. Este hecho, considerado un hito en la conquista de la voz pública de las mujeres, se vio fortalecido años después con el surgimiento del movimiento sufragista en el país y la presentación, en 1919, del proyecto de ley que reconocía los derechos políticos de las mujeres.

Sin embargo, no fue sino hasta 1961 que las paraguayas –últimas en Latinoamérica– accedieron al derecho a votar y ser votadas. En esos años, el país ya estaba bajo la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989) y fue recién en las elecciones municipales de 1991 que las paraguayas pudieron participar en un proceso electoral libre, democrático y competitivo.

Este domingo 10 de octubre, Paraguay celebrará elecciones municipales en 261 distritos. Se elegirán cargos para intendencia y juntas municipales. Actualmente, el porcentaje de mujeres concejalas es de apenas el 20 por ciento, y en las intendencias ese número baja al 10 por ciento. Las cifras muestran que, a pesar del reconocimiento formal del derecho a la igualdad, en la práctica las mujeres continúan excluidas del poder político, sin un reconocimiento real de sus amplios aportes sociales y comunitarios, especialmente en tiempos difíciles, como el de la pandemia del covid-19.

POLÍTICA, EN SENTIDO AMPLIO

Luego de la Guerra de la Triple Alianza (1865-1870), en la que gran parte de la población masculina fue menguada, Paraguay ha sido conocido como “el país de las mujeres”. Ya durante la guerra, las mujeres se convirtieron en las principales proveedoras del Estado y del propio ejército, labrando la tierra, produciendo ropa y una diversidad enorme de productos. Este rol fundamental en la contienda ha sido históricamente reducido a la entrega de joyas como aporte económico.

Más de un siglo después, el papel clave que desempeñan las mujeres en la sociedad sigue siendo invisibilizado. Durante los primeros meses de la pandemia, al menos 172 ollas populares lideradas por mujeres garantizaron la alimentación de al menos 20.000 personas en los barrios periféricos de Asunción, Ciudad del Este y varias localidades del Departamento Central[1].

En el ámbito político, la situación no es diferente, las mujeres asumen tareas diversas a nivel partidario, en lo referente a la organización, difusión y control electoral, pero no están representadas en cargos de decisión. Es en este sentido que, desde el Fondo de Mujeres del Sur (FMS), se vienen apoyando diferentes organizaciones con el objetivo de promover la participación y la voz pública de las mujeres en los espacios de toma de decisiones.

Entre el 2018 y el 2021, a través del programa Mujeres en Alta Voz, se han apoyado al menos 23 proyectos de 18 organizaciones de mujeres que buscan fortalecer los liderazgos femeninos a nivel comunitario y nacional, a través de diferentes estrategias. Entre ellas: reducción de la brecha digital, capacitación y formación política y de marketing político, producción de materiales audiovisuales, diseño y ejecución de acciones de incidencia política a nivel municipal y nacional, estudio y reivindicación de la historia de las mujeres y del movimiento sufragista, entre muchas otras.

El programa también ha considerado la diversidad de las mujeres, apoyando grupos de mujeres indígenas, campesinas, jóvenes, mujeres de la capital, del interior del país, mujeres urbanas y rurales, LBTIQ+, entre otras.

ELECCIONES MUNICIPALES 2021

Para las elecciones municipales 2021, el padrón electoral está compuesto por 4.711.303 personas. El 49 por ciento son mujeres y el 51, hombres. En términos de candidaturas, de un total de 823 candidatos y candidatas a las intendencias, 106 son mujeres (13 por ciento) frente a 717 hombres (87 por ciento). Para las juntas municipales, hay 15.502 personas candidatas; de estas, 4888 mujeres (31,5 por ciento) frente a 10.614 hombres (68,5 por ciento).

La participación femenina, como se observa en el padrón y en las listas, da cuenta del interés en la política electoral. Muchas mujeres que integran organizaciones que han contado con el apoyo del FMS han decidido candidatarse como alternativas feministas y de derechos. Aquí ofrecemos algunos de sus testimonios:

“Quiero hacer el bien, y si estoy allí si puedo ayudar a mi comunidad”. (Teresa Atirillo, candidata a concejala municipal en Mariscal Estigarribia – Chaco paraguayo, integrante de la organización indígena Kuña Guaraní Katupyry).

“Necesitamos a alguien que hable por nosotras, una persona así necesitamos en la política”. (María Dolores Atirillo, integrante de Kuña Guaraní Katupyry).

“Es un compromiso asumido conmigo misma como militante de un partido participativo, feminista, y le debo mucho a las organizaciones de mujeres que me han dado elementos. Esto nos compromete con las mujeres, que se merecen que lleguemos y que defendamos nuestros derechos en un espacio político tan importante como lo es el municipio” (Johana Sosa, candidata a concejala municipal en Pilar – Sur del país, integrante de la Red de Mujeres de Pilar).

LA NECESIDAD DE AVANZAR EN LA REPRESENTACIÓN

Las mujeres enfrentan muchas barreras, algunas vinculadas al sistema electoral y la normativa, que han sido pensadas como un espacio “neutral”, sin consideración de las discriminaciones históricas y culturales que viven las mujeres en todos los ámbitos de su vida.

En conversación con las organizaciones apoyadas por el FMS a través de Mujeres en Alta Voz, surgen en el relato: Mi hermano se opuso a mi candidatura, me dijo: vas a tener muchos problemas”; “no tenemos tanto apoyo, nunca agarran a ninguna indígena para ningún cargo”; “no tenemos recursos para hacer la campaña, no tenemos nada”; “me dicen: vos no tenés que salir a buscar tu voto”; “Hay mucha violencia, hasta del sacerdote”; “muchos hombres dicen: vamos a ponerle pero ella no tiene medios, no tiene plata, no va a ganar”.

 El acceso al financiamiento surge como una necesidad básica al momento de plantear una candidatura, principalmente con el actual desbloqueo de listas y el voto preferente, que implican una competencia de los y las candidatas al interior mismo de una lista partidaria.

Además, las mujeres enfrentan prejuicios, primero dentro de su propia familia y luego de parte de su comunidad. La sociedad en general ejerce un cuestionamiento sobre sus capacidades, y no se las percibe como actoras clave dentro del proceso democrático, ni como aportantes a la mejora de la calidad de la política. Por otro lado, muchas enfrentan situaciones de violencia tanto en el ámbito doméstico intrafamiliar como en la arena pública, con el objetivo de desalentar e impedir la participación plena de las mujeres en la política.

Sin embargo, ¿qué impulsa a las mujeres a candidatearse a pesar de estas barreras?, Johana Sosa de la Red de Mujeres del Sur de Pilar señala: Es el resultado de años de trabajo, de la influencia de la Red de Mujeres del Sur, con quienes venimos trabajando desde el 2015. Esto hizo que muchas tomen conciencia de la importancia de la participación política, de tomar decisiones, y las ha animado a candidat     arse. Igualmente, hay otras que llevan años militando en sus partidos y que, por el proceso mismo de formación, se animaron a avanzar. Por otra parte, creo que hay una apertura de la comunidad hacia las mujeres y las juventudes, y a generar cambios, transformaciones.

Johana pone de relieve la importancia de esa participación comunitaria y de la toma de conciencia de las mujeres, ya que más allá de una participación numérica se trata de una participación sustantiva en sus comunidades, de creer en ellas mismas y en la necesidad de avanzar juntas, como grupo social.

Priscila Torres, del Movimiento Feminista Kuña Kuera de Pedro Juan Caballero – Norte del país, aporta: “(las candidatas) querían hacer el cambio, hacer más por el pueblo. Hace más de quince años está la misma persona en el Municipio. Para el 2023, las candidatas se van a volver a presentar, están determinadas a seguir trabajando. A través del proceso de formación se les abrió otro panorama a muchas; en conocimientos, pero principalmente en la toma de conciencia de género”.

Estas elecciones son, sin duda, una oportunidad para apostar por estos cambios, para votar de manera preferente a las mujeres y para exigir un debate profundo, serio y responsable respecto a la necesidad de aprobar la ley de paridad y la ley contra la violencia política. Estas herramientas van a permitir enfrentar mejor las barreras y que existan mayores oportunidades políticas para las mujeres, un derecho anhelado y largamente postergado.

(*) Marcella Zub Centeno, abogada feminista, máster en derechos humanos y especialista en género. Es integrante de Kuña Róga y representante paraguaya ante el Grupo Asesor regional de ONU Mujeres.