Por Abril Heredia Mora
Este año, Abril participó como voluntaria en el equipo del Fondo de Mujeres del Sur en el área de Recursos Locales. Nos emocionaron las palabras que nos dejó, y queremos compartirlas.
La primera vez que tuve un acercamiento al movimiento feminista fue en una marcha. Como las mejores cosas en la vida, no fue algo planeado. De camino a casa al salir de la universidad, me encontré con un centenar de mujeres que habían tomado las calles de la ciudad para reclamar por la legalización del aborto. Esto sucedió después de pasar un largo período de tiempo en mi provincia (Salta), donde estas movilizaciones todavía no tienen esa fuerza. Caminé sola y en silencio con todas esas mujeres. Solo puedo describir ese momento como un despertar; supe entonces que había encontrado la causa por la que quería trabajar.
El feminismo es un marco a través del cual muchas opresiones pueden ser entendidas, y no es algo pasivo – es un lucha, y yo quería participar en ella. Comprendí que, aunque una gran forma de activismo, la marcha no era suficiente para crear el proceso necesario para ayudar a cambiar el mundo. Es necesario trabajar por ello día a día. Con este propósito en mente tuve la maravillosa oportunidad de unirme al Equipo del Fondo de Mujeres del Sur (FMS). Mi tiempo en la organización fue movilizador, es increíblemente inspirador que existan personas que se levanten todos los días y pongan su esfuerzo para hacer de este mundo un lugar mejor y más justo.
El FMS es una fuerza que impulsa el movimiento y brinda apoyo a las copartes con las que colabora. Lo que más me atrajo del Fondo es el sentido de comunidad. Me sentí parte de un grupo de personas que entienden que el cambio no avanza gracias a una sola, sino que la justicial social se logra en conjunto. En un mundo en el que todavía existen muchas fuerzas que intentan socavar el trabajo realizado y las conquistas conseguidas, la idea de persistir es una resistencia activa. Hacerlo con entusiasmo, como todxs aquellxs que trabajan en el FMS, es admirable.