Un encuentro para potenciar los feminismos diversos y plurales en Uruguay

Durante día y medio, nos reunimos casi sesenta mujeres, identidades y sexualidades diversas en Piriápolis (Uruguay), para poner a punto el camino recorrido con el apoyo del Fondo de Mujeres del Sur (FMS) y proyectarnos conjuntamente en la pluralidad.

Fotos y cobertura: Camila Zignago

El encuentro es una estrategia clave que impulsamos desde el FMS para conocernos y reunirnos en la diversidad de nuestras causas, para tejer redes y ampliar nuestros lazos y complicidades. Construir juntas y construirnos en las diferentes luchas, en las fortalezas, y en lo que aún queda por hacer. “Que el 2023 nos encuentre con más ganas y más fuerza”, fueron las palabras de nuestra consejera Beatríz Ramírez, quien dio la bienvenida a esta más de media centena de mujeres, identidades y sexualidades diversas.

Participaron organizaciones que apoyamos a través de los programas Fundamentalmente Feministas; Redes y Alianzas Libres de Violencias - REDAL; Justicia Económica; Nuestros Derechos, Nuestro Orgullo, y el proyecto Entramadas (implementado junto con FLACSO y El Paso y con apoyo de la Unión Europea).

No fue casualidad que el día que comenzó el Encuentro haya sido el sábado 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos. No podíamos pasarlo por alto. Y realizamos una intervención que nos llevó a la playa y nos terminó de movilizar e interpelar para volver a reafirmar que la lucha feminista es colectiva.

Pero antes de llegar a ello, el inició transcurrió con una ronda de presentaciones de quienes formamos parte del equipo del FMS, FLACSO y de cada una de las participantes. Luego, las organizaciones se encontraron por programa para una presentación más en profundidad y socializar el avance de las iniciativas implementadas con el apoyo del FMS así como poner en común las distintas desigualdades y opresiones que atraviesan y mueven a cada colectivo.

Queremos nuestros derechos

A la tarde del sábado, finalizamos las actividades con una ceremonia. Ya desde el inicio de la jornada, armamos un altar con objetos que cada una de las organizaciones había traído como representación de su activismo. Al atardecer, llevamos algunos al patio en pos de que los cuatro elementos estuvieran presentes: el fuego, en alusión a la pasión, la intensidad, la fuerza; el agua, en alusión a la fluidez y el acompañar el movimiento; la tierra, en alusión al asentarse, al lograr, y el aire, en alusión a la comunicación.

En círculo, cada una de las presentes se acercó al medio de la ronda, en donde los objetos reposaban y, en palabras, cantos, con semillas, tierra, o lo que creyeron más representativo, dejaron lo que consideraron aporta al movimiento y la lucha feminista. Hubo emoción, hubo un “espacio entre hermanas”.

Al Día de los Derechos Humanos había que seguir haciéndole honor, así que desarrollamos una intervención: armamos carteles y los llevamos a la playa. “Todas sin miedo, respetadas, libres, juntas y vivas”, “Que el placer sea para todxs”, “La tierra y las mujeres somos territorios de vida”, “Libertad de expresión, todas las voces son necesarias”, fueron algunas de las consignas, llevadas en alto y posteriormente ancladas en la arena al grito de “No sea indiferente, se mata a las mujeres en la cara de la gente”. “¡Estamos juntas!”, fue el cántico al unísono del final.

Juntas contra el patriarcado

Las organizaciones presentes venían de distintos departamentos del país: Artigas, Rivera, Tacuarembó, Cerro Largo, Maldonado, Durazno, Rocha, Canelones y Montevideo. A la entrada del hotel en el que nos reunimos, colocamos un mapa de Uruguay y otro de la capital del país, en el que las copartes pegaron una presentación de su organización en formato noticia.

De esa forma, se realizó un mapeo de los activismos presentes, y el domingo se pusieron en común. Se evidenció que aún queda llegar al litoral del país y se enfatizó el afán de acercarnos al resto de los departamentos. También, se abrió la invitación a sumar otras organizaciones a los mapeos, para que la información sobre convocatorias del FMS llegue cada vez a más mujeres, identidades y sexualidades diversas.

Una vez visualizado el mapeo, Carmen Beramendi, consejera del FMS, habló sobre la necesidad urgente de que haya más diálogo feminista y una reconstrucción de los liderazgos, que “requiere el reconocimiento de las desigualdades entre nosotras”.

Justamente, este fue uno de los puntos que transversalizaron el Encuentro: reconocernos en las diferencias, porque los feminismos son plurales y diversos, aunque estén atravesados por líneas comunes. El diálogo también puso sobre la mesa hacia dónde vamos como feminismos, la necesidad de repensar un sistema de cuidados y la distribución de la riqueza, entre otros.

Para finalizar, hicimos un “juicio al patriarcado”. Las organizaciones se dividieron en dos grupos: por un lado, las activistas; por el otro, el patriarcado. Abogades, testigues, periodistes, la jueza. Acusaciones, defensas y alegatos.

El patriarcado se defendió, pero el veredicto final fue contundente: el patriarcado es un sistema de opresión que genera daños y se reproduce y, por tanto, fue declarado culpable. “¡Mujer, escucha: únete a la lucha!”, vociferaron las feministas.

El cierre estuvo marcado por unas breves reflexiones conjuntas de lo que fue un fin de semana intenso de repensarse en la individualidad y en lo colectivo. Se concluyó que es necesaria la revisión constante de nuestras prácticas cotidianas; una mayor representación trans, afro, indígena y, por tanto, una profundización de la diversidad; que “no puedo ser la mujer de tu vida, porque soy la mujer de la mía”, y que no somos parte del problema, sino de la solución.